lunes, 17 de junio de 2013
Junio
Se tumbó en la cama, la habitación hervía a casi treinta grados en una madrugada de mitad de Junio... demasiado calor para dejarse dormir. Mirando el techo amarillento a la luz de la lámpara, recordó quién había sido. Rehizo el tortuoso camino que había recorrido, observándose como un espectador de película en blanco y negro. Tócala Sam, si ella la resistió yo también... Bogart era un tipo duro con chaqueta blanca y pajarita. Bogart sí... Él sólo era un tipo más fuerte que hace unos meses, no regentaba un bar en Casablanca, ni recordaba las sirenas de la guerra en París tras la ventana, pero la piel se le había endurecido, aunque no el alma. Había sido difícil, escapar de la desesperanza es como escapar de una emboscada tendida por tu propia mente, por tu propia vida. Pero ahora podía mirarse al espejo, esta noche sí. Podía anhelar sin destruirse. Había cumplido su promesa, la persona que comenzaba a emerger de la tormenta era mucho mejor que la que se escondía empapada, temerosa, que aquél que temblaba con las manos sobre la cabeza en cada estallido de luz de cada relámpago. Había cumplido su promesa.
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