miércoles, 26 de diciembre de 2012

El silencio

   Son las tres de la mañana... no puedo dormir. Afuera ya dejó de llover. Si al menos pudiese escuchar la lluvia contra la ventana... así no tendría que luchar contra este silencio oscuro. He encendido la luz intentando que se marche, pero es obstinado y se ha escondido en aquel rincón, entre la ropa y la maleta medio deshecha. Odio deshacer las maletas, por eso lleva arrinconada dos días, es como terminar el viaje definitivamente. Esta vez no quería regresar. Esta vez los muros naranjas de mi casa, sus ventanas blancas... no eran mi casa. Sigue escondido allá, creo que se ríe de mí porque ahora intento ahuyentarlo con el sonido de las teclas y porque he comenzado a hablar solo. No puedo dejar de escribir o me atrapará, crecerá desde su rincón y ya no me dejará en paz. 
 
   No puedo dormir... no puedo porque cierro los ojos y pienso. Me tumbo de costado y noto el vacío en la espalda. Cuanto más lejos estás, más vacío se vuelve. Y estás muy lejos... y está muy vacío. Y es frío, y ya sabes que no soporto el frío en casa, porque ya hace demasiado frío fuera... y por dentro. No puedo escuchar música. Sé que eso lo sacaría de su rincón, lo sacaría de entre la ropa tirada y lo echaría a la calle, lejos de aquí. Pero no puedo escuchar música desde que te has ido. Ni una sola canción, ni una sola tecla de piano. No pensé que llegaría el día de escribir eso... te has ido. Y ahora no puedo terminar un libro a medias y no puedo dormir. Y no puedo pisar mis rincones y no puedo dejar de escribir. Porque si lo hago, él acabará conmigo... se levantará, saldrá de su escondite, y acabará conmigo. Si regresaras desaparecería. Si regresaras...

...

   

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