Hay una sombra tumbada en mi cama. Escucho su respiración profunda mientras duerme, noto su aliento lento y caliente sobre mi nuca. No sé cuándo ha aparecido, no la he visto apartar las sábanas antes de tumbarse, ni taparse con ellas. No he oído sus pasos cuando ha entrado en la habitación, debe de haber sido después de que me quedase dormido... cuando he apagado la luz estaba solo. Me ha despertado un sueño extraño. Estaba asomado a un abismo y oía las olas romper en la base del acantilado, pero no estaba asustado. Tenía el deseo, la necesidad urgente de volar. Sonreía. No había nadie conmigo, una niebla blanca y espesa me rodeaba, no era capaz de ver el final de la caída, pero ya había estado allí antes. Así que separaba los brazos, los abría como un crucificado y saltaba aún sonriendo. Mientras caía escuchaba el mar cada vez más cerca, notaba el frío y la humedad de la niebla rozándome la cara.
Luego me he despertado. He mirado el reloj y eran más de las tres. Entonces ha sido cuando la he sentido, la respiración, su aliento erizándome el pelo de la nuca. Debe de haberse acostado mientras soñaba. Se lo preguntaré cuando despierte, pero ahora duerme. Hay una sombra dormida en mi cama, creo que es la tuya.
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