martes, 28 de enero de 2014

Memorias casi inventadas

Yo era un cadáver
a tiempo parcial,
resucitaba mientras dormía,
y al despertar
volvía a estar muerto.

Los gatos callejeros
me acompañaban al trabajo.
Caminando conmigo
por las aceras
eran mi carcelero.

Todos eran blancos 
o negros, 
y como apenas dormía,
mi carne empezaba 
a pudrirse.

Notaba dentro de mí
pequeños gusanos
de ira, 
otros más grandes
de odio, 
y un par muy largos,
oscuros,
alimentados de miedo
y vergüenza.

Al amanecer me tumbaba
en un ataúd forrado
de lino blanco,
muy suave, 
que me cerraba de un golpe
la rutina.

Y la rutina era pena,
y un poquito de nostalgia,
y anhelo de piel concreta,
y de palabras, 
de muchas palabras.

Y había un me voy
pero me quedo,
y un estoy 
pero lo siento.
Incluso cerveza y amigos, 
por supuesto,
y charlas hablando de sueños
y de viajes inventados.

Pero no estaba ella y yo
era un cadáver
a tiempo parcial,
con gusanos comiendo.

Y de repente,
ojos claros,
ojos tristes,
de repente... 
enero.






0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;