me jode esa pátina gris
que cubre el resto del mundo
desde que apareciste.
me jode el color de tus ojos
porque es la única parte
que no puedo desnudarte
con la yema de los dedos.
me jode tu hombro izquierdo porque,
anoche,
fue una cárcel de tacto caliente postergado y crónico,
de tesoro de carne y huesos
que masticar.
me jode este mercado ambulante
que se me lleva por delante a diario,
vendido al peso entrelíneas.
y sobre todo,
me jode que existas en otro lugar,
y yo con estas ganas de romperte
tocando
y sin tocar.
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