domingo, 10 de agosto de 2014

midiendo el pulso

tarde de autocópula mental a corazón abierto, 
haciendo inventario,
con dos dedos en el cuello midiendo el pulso,

¿has tenido alguna?

evaluando el síndrome de abstinencia,
como si pudieras pesar la nostalgia del tacto
y medir la distancia 
en centímetros de ventrículo contraído.

como si la velocidad de la sangre
calibrase la necesidad
o el olvido. 

me dan miedo esas tardes 
en que no sé qué escribirte y no soy un ser social si no de páginas,
porque tengo las manos ciegas

y no te veo.

pero 
a veces derribas la puerta
cuando voy camino de la cocina a vendarme con cerveza,
y se activan los ojos, 
y las dudas se las queda el cenicero,

y un techo de menos nos deja el cielo abierto.

y empiezas a dibujarte en papel
como si fueras de tinta.

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