Tú...
eres cobarde,
y me pone enfermo tu cobardía.
O quizá sólo eres mentirosa,
y disfrutas con juegos de hambre y heridas.
El egoísmo se te come las tripas,
lo sé...
y por las noches, antes de dormir,
sientes sus mordeduras.
Pero tú...
tú eres un animal que se escurre,
que se curva sobre el suelo y se alimenta
de las lágrimas de otros.
Te las bebes, las saboreas, te excita su sal
en la punta de la lengua.
Y para encontrarlas cavas agujeros en el alma.
Castigas con la soledad mientras estás presente,
castigas con el silencio y la palabra.
Eres débil...
jamás te atreves a golpear con la sinceridad completa.
Te asustas de ti misma,
te tienes miedo.
Pero todo se acaba... todo viaje tiene su destino.
La estación que te espera, lo sé,
la estación que te espera está vacía.
Latigazos de soledad te abrirán la carne,
me buscarás en el andén como aquel día.
...
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