domingo, 30 de marzo de 2014

Mientras caminamos

(Fue exactamente el día que apareciste
cuando descubrí el significado...
per secula seculorum es el tiempo justo
que quiero vivir entre tus piernas.
                      Amen.)


  Había escrito uno de esos poemas sin rima ni ritmo y, cuando he apagado la luz, no he tenido más remedio que sacrificarlo, que condenarlo al cubo de basura de las palabras que nunca he dicho. Puede que contarte que cuando caminas a mi lado mi mente hierve de preguntas, sólo me salga en prosa. Puede que no se me ocurra otro modo, otro camino más corto, para decirte cómo no paro de pensar si tus bragas serán negras o rosas esta mañana, que trato de imaginar cómo es el contraste, la mancha que dejan sobre tu piel y a qué distancia de tu ombligo limita la tela que te cubre... cuál sería el sonido que harían al caer, sobre el suelo de madera, al borde de mi cama.
 
   Es tu modo de secuestrarme con un roce de la yema de los dedos, el que hace girar mi cabeza como una peonza, atándome con la necesidad de saber a qué huele, qué porcentaje de sal se esconde en la superficie de tu cuello. Si de verdad eres tan suave también entre tus muslos, a sólo un par centímetros de tu sexo.

   Es esa forma de sonreírme la que me obliga a imaginar cómo será follarte, si sonreirás de la misma manera después del polvo, cómo temblará tu pecho. Si podré acariciarte hasta quedarte dormida, o correrás a la ducha para limpiarte los restos de mí, no se te vaya a incrustar algún recuerdo. Es tu voz la que me hace imposible no desearte susurrándomela, pidiéndome más o menos. Son tus labios, tus dientes, el cielo de tu boca, cuando me pregunto si gritarán ahogados o desbocados, agarrándote a mi pelo entre tus piernas en medio de un orgasmo.

   Es el modo en que te sientas con las piernas cruzadas y los pies descalzos, sobre la silla de una terraza en verano, tomándote una cerveza conmigo. Eres tú entera. Es tu presencia, es tu ausencia entre mis manos, la que no me deja respirar. Y mientras tanto suplico que sigas hablando, que no te pares, que no te des cuenta de cómo me peleo para contestar algo gracioso, interesante o dolorosamente vulgar... disimulando. Así transcurren los momentos en que te tengo cerca... disimulando. 

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;