Si para ser inmortal tengo que dejarme las yemas de los dedos cada noche,
mientras el mundo se pudre
y yo te espero,
caminaré sin identidad el resto de los días.
Si para considerarme eterno en un ataque de arrogancia,
tengo que destriparme
y sacarme el corazón por las costillas cada vez que oscurece,
dejaré un cadáver vacío.
Si para escapar del olvido
tengo que sangrar palabras a borbotones,
y llenarme de tinta las arterias,
y dejarme el calor quemando páginas vacías,
sólo te alimentarás de mis huellas.
Pero sabes bien
que renunciaría a la memoria por recorrer a tu lado un solo metro del camino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario