lunes, 7 de julio de 2014

5VIII

El olvido sabe a carretera secundaria en pleno verano,
a promesas desmembradas sobre el asfalto,
a restos
de animales atropellados.

Es un campo seco a cada lado,
una señal de distancia oxidada informando de la próxima gasolinera,
un desvío
hacia la soledad.

Un cuaderno y un lápiz
amordazados,
un dormitorio consumido por las llamas,
un teléfono
cansado de esperar.

Un lavado de agenda personal
y además
de estómago.

Es un ambientador colgado del retrovisor
para que te lloren los ojos,
el entierro
de tu ataúd habitado
por un cadáver de indiferencia.

Es un calmante contra el dolor de mordérsela con la bragueta,
un castigo
para las historias incompletas.

Eres tú
sin encontrarme.

Dejándome dormir.





0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;