vale,
estamos de acuerdo,
la maldita calle
está llena de baches,
y de palabras vacías,
y de hijos de puta.
admito la existencia
de sentimientos rehenes,
y de sus secuestradores,
y de botellas vacías
pagando el rescate.
y sogas al cuello,
y pechos desnudos
entre espadas y paredes,
y saltos al vacío
sin alas
ni red.
golpes,
contusiones,
incisiones en la barriga,
convalecencias interminables
en dormitorios extranjeros.
y olas de metro setenta
a grosso modo,
no lo había pensado,
que se guardan el salvavidas en los ojos.
no es el paraíso,
pero coño,
sigo en pie.
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