todas esas advertencias
de peligro
iluminándose en tus pupilas,
los consejos de huída
antes de la ejecución,
los escudos
en el trastero
oxidándose por vocación de mártir
o de héroe,
la prórroga del desahucio
concedida en última instancia
con alegato a tus piernas,
los arañazos de mi estómago
por la otra cara de la piel,
el miedo,
y esa gata
de color gris tu ausencia
desde que conoce tu olor
y me pregunta.
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