sábado, 26 de abril de 2014

a no tan altas horas de la noche

seguro que me imaginas tramando planes en la oscuridad,
iluminando con una lámpara al bueno de maquiavelo
mientras construyo la trampa en la que me lanzaré sobre ti.

y lo cierto es que lo que leo en alto ahora
son los versos de un loco, te quiero panero,
y en ellos me encuentro más verdad que en toda esta... mierda
que trato de escribir cada noche.

y en esta actitud de lobo enjaulado
con un libro en la mano y algún poema en la garganta,
caminando de pared a pared,
trato de arrancar restos de ti agarrados a la piel de mi cadáver, pero me pierdo.

la verdad es que no se puede concebir la soledad después de haberte conocido,
y prefiero quedarme con un trozo tatuado de ti al vacío de dejar de pensarte,
a un desierto sin tu sombra.
prefiero llenarte una página cualquiera de rosas rojas a base de adjetivos,
o blancas, o el maldito color que prefieras.
desnudarte una vez más en mi cabeza,
(si supieras las veces que lo he hecho...),
recorrerte mientras no hago el menor caso a los clientes,
caminar lisboa contigo sin hacer el menor caso a lisboa.

es fácil de comprender, ¿verdad?
me apeteces hasta cuando camino,
¿cómo coño iba a preferir olvidarte?
mientras tanto mi teléfono sigue acostado sobre la mesa esperando tu llamada.






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