domingo, 6 de abril de 2014

Malditas calles

   Lo malo de esta noche es que no he podido encontrar a nadie que se parezca a ti.
   Lo peor de esta noche es que caminaba por la calle y mi sombra no era mía, si no que tenía tu forma.
   Era extraño ver esa figura gris caminando a mi lado tumbada sobre el suelo, con tus pechos, tu cintura, tus brazos moviéndose al mismo ritmo que los míos. He pensado que, quizá, si cualquier luz te iluminase en ese preciso momento, podrían surgir de las suelas de tus zapatos las mías en negativo, que quizá pudiera ser mi sombra la que te persigue mientras caminas las calles de Madrid, y que si mirases hacia abajo podrías verme sin facciones pero contigo.
   Desde luego no tendría carne para tocarte, ni podría evitar que la gente que se cruzara contigo me pisoteara, incluso si alguien caminase a tu lado, estaría aplastando en ese momento mi pecho en su versión sin luz. Y he notado una especie de presión en los pulmones que no me dejaba respirar. Por eso mis amigos han pensado que volvía a estar un poco loco cuando me he separado dos metros de ellos.        Te necesito respirando.

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