jueves, 10 de abril de 2014

Breve nota encontrada en una botella en medio de una playa del Índico. Sin fecha.

Te ruego por favor que no me persigas
que salgas a hurtadillas de la grieta de mi mente en la que te escondes,
que te descuelgues por mi costado hasta el suelo,
que uses un hilo de mi carne para no caerte,
que si no vas a quedarte te vayas.

Y deja por favor de ocultarte en los objetos,
sal de la lata de coca cola, sal de mi ropa, de mis tazas,
de la estantería con todos los libros que no he leído,
de las esquinas de mi casa, que me insultan cuando paso
y me golpean, porque te siguen esperando.

No irrumpas más en otros cuerpos,
no me mires desde otros ojos, no pienses que no te veo...
no ocupes más orgasmos ni más sexos, no son tuyos, yo tampoco.
Deja de usurpar otros culos y otras piernas,
pies, ombligos, narices, dedos, clítoris ajenos.

Y deja en paz mi locura, mis palabras... eso sí que duele.
Apártate de lo que escribo, de los puntos suspensivos.
Deja que haya otras sin tu imagen, sin tu sombra,
sin balanza de platillos en la cama y en la vida,
ahí tus gramos, ahí los suyos... triste mercader de Venecia sin escenario.

No hagas, por favor, que tenga que largarme a una isla desierta,
no me jodas, para no cruzarme contigo.




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