Piensa en todos los momentos que han pasado, todos esos accidentes, los cambios de planes de última hora, o cada vez que cruzaste una acera para llegar al otro lado de la calle.
Ahora pon todos esos acontecimientos en fila de a uno, ordénalos temporalmente y mira hacia atrás, hacia el momento en que naciste si quieres.
Dime si eres capaz de recordarlo todo...
no puedes, yo tampoco.
En cambio cada segundo que ha pasado desde aquel principio te ha traído hasta aquí, hasta este ahora que podría ser otro cualquiera si se hubiese producido el más mínimo cambio, si hubieses perdido aquel metro, si no hubieses decidido sonreír aquel día, si hubieses doblado la esquina anterior.
Ahora haz lo mismo con mi historia...
imagina que me hubiese atrevido a huir todas las veces que lo he dicho, imagina que me hubiese arrepentido antes de correr cuando sí lo hice, imagina que no hubiese leído aquel libro.
Yo sería diferente, todo sería diferente y en cambio soy yo, el tipo que escribe cada noche mientras te espera.
¿Has pensado acaso qué probabilidades había?
Si nos miras en conjunto,
a nosotros,
cómo me gusta decir nosotros...
si nos miras tomando un poquito de distancia y te fijas en las estelas de pasado que nos persiguen, si puedes reconocer el instante en que se nos cruzaron, dime que no te preguntas por qué, que no eres consciente de lo improbable que era cuando empezamos, que podría haber sido de cualquier otra manera, que lo más lógico era no haber llegado a mirarnos.
Nunca.
No sé si creer en el destino o en la fuerza gravitatoria de tu cuerpo sobre el mío.
Piensa en las probabilidades, en la ciencia pura, y dime...
dime si tienes fuerzas para seguir diciendo que no.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario