sus treinta grados a tu sombra,
el polen que se desprende de tu sombrero a rayas
cuando te inclinas sobre el hielo del café.
Son mis quemaduras de sangre hirviendo,
tus ojeras en la ducha a las seis de la mañana,
mis ganas de romperte y de respirarte,
de no dejarte dormir.
Que el universo se expanda o conspire,
es el puto momento elegido para cruzarte conmigo,
es el miedo, es el espejo,
es el echarnos de menos,
la forma en que miras a los lados después de confesar,
la importancia que le das.
Es elegir el infierno contigo para cambiar el camino
o llenar el equipaje con pedazos de tu cuerpo y tu ceguera.
Son nueve mil kilómetros sin más.
Que el universo se expanda o conspire,
es el puto momento elegido para cruzarte conmigo,
es el miedo, es el espejo,
es el echarnos de menos,
la forma en que miras a los lados después de confesar,
la importancia que le das.
Es elegir el infierno contigo para cambiar el camino
o llenar el equipaje con pedazos de tu cuerpo y tu ceguera.
Son nueve mil kilómetros sin más.
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