marcando siempre al sur,
que ahora confunde tu cuerpo con el norte.
Por eso cuando te asomas a las esquinas de este papel,
sigilosa,
en secreto,
levantando un milímetro la tapa de la caja de Pandora
en la que te guardas todas mis tormentas,
sé dónde estás.
Así que me dibujo con tinta negra sin espacios,
con letra apretada,
con excesos, cigarros,
cerveza y una pizca de sal.
cerveza y una pizca de sal.
Cabeza hiperpensante irredenta de los que no dan para más,
con tu mismo miedo a la locura,
buscando que desvaríes un segundo para probarme...
mens insana en sexo sucio.
mens insana en sexo sucio.
el lugar,
aquellos shorts de piernas interminables,
dos pares de ojos necesitando ver.
Pudo ser la saliva, tu vestido, la última copa,
Pudo ser la saliva, tu vestido, la última copa,
mis ganas de pelear,
o creerlo la manera de encontrar el rumbo
desde mi cama al color de tus paredes.
Pudo ser la metadona adulterada en labios extraños
para convalecer de mi adicción a los dedos de tus pies,
la paranoia postcoital después del polvo indebido,
la certeza del furor uterino extendido por la ciudad.
Pudo ser lo que fuera, ya no importa.
Ahora,
simplemente,
aquí tienes mi cadáver,
ponte tus guantes de látex,
búscate.
desde mi cama al color de tus paredes.
Pudo ser la metadona adulterada en labios extraños
para convalecer de mi adicción a los dedos de tus pies,
la paranoia postcoital después del polvo indebido,
la certeza del furor uterino extendido por la ciudad.
Pudo ser lo que fuera, ya no importa.
Ahora,
simplemente,
aquí tienes mi cadáver,
ponte tus guantes de látex,
búscate.
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