Anoche soñé contigo sentada en el asiento de atrás de un coche.
Delante alguien conducía
hacia cualquier lugar,
y decidías apoyar la mano entre mis piernas.
Y cuando me volvía eras tú,
la misma,
con el mismo brillo de karma dolorido resbalando por la piel...
pero distinta.
Estabas jodidamente guapa,
y cuando nos bajamos,
tú de negro,
yo de astronauta pisando la luna,
casi no pesabas nada al besarte en la boca
ni cuando me dijiste al oído que te buscara una cama para follar.
Yo calculé mentalmente la distancia.
Sé que no fue un sueño dulce para el mundo y sus escenas de sofá,
pero en mi defensa te diré
que me he puesto a llorar como un crío
diez minutos de reloj después de abrir los ojos,
que cada vez que he probado a restarte
no me ha salido nada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario