viernes, 16 de mayo de 2014

Conductores suicidas

Qué difícil me resulta este papel de conductor suicida
cuando la dirección prohibida la llevas escrita en tu camiseta.

Qué jodido llegar a casa
y Madrid tan demasiado grande como para cruzarme contigo
en un semáforo en rojo.

Y esta mierda de quemarte cada noche en las cenizas de un cigarro a medias,
intentando desescribir
y agrietarte la coraza.

Antes
salgo del trabajo jugando al ratón y al rato que tardas en regresar,
sacudo tu niebla a manotazos frente a los ojos
y a los de todo el mundo.

Después
busco en la cerveza la forma de no pensarte,
y la puta cerveza es tan rubia y casi tan fría como tú el día que te largaste.

Un poco más tarde
admito cierta fascinación ante tu costumbre de ser una herida abierta
desde que cerraste la puerta a mi erección,
y hasta el cable de la batería del jodido ordenador
se curva como tu espalda cuando te corrías.

Y en esta orgía de anarquía he fundado mi nueva república
con una bandera alejada de tus piernas.

De momento es triste y aburrida,
melancólica, uniprovincial y algo más vieja.

Supongo que es lo que quedaba de mí antes de ti.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;