cuando la dirección prohibida la llevas escrita en tu camiseta.
Qué jodido llegar a casa
y Madrid tan demasiado grande como para cruzarme contigo
en un semáforo en rojo.
Y esta mierda de quemarte cada noche en las cenizas de un cigarro a medias,
intentando desescribir
y agrietarte la coraza.
Antes
salgo del trabajo jugando al ratón y al rato que tardas en regresar,
sacudo tu niebla a manotazos frente a los ojos
y a los de todo el mundo.
Después
busco en la cerveza la forma de no pensarte,
y la puta cerveza es tan rubia y casi tan fría como tú el día que te largaste.Un poco más tarde
admito cierta fascinación ante tu costumbre de ser una herida abierta
desde que cerraste la puerta a mi erección,
y hasta el cable de la batería del jodido ordenador
se curva como tu espalda cuando te corrías.
Y en esta orgía de anarquía he fundado mi nueva república
con una bandera alejada de tus piernas.
De momento es triste y aburrida,
melancólica, uniprovincial y algo más vieja.
Supongo que es lo que quedaba de mí antes de ti.
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