viernes, 13 de junio de 2014

postal verídica de una noche de mayo

escondido en un balcón, 
a las dos de la mañana,
a la vista de los que regresan de la caza de polvos baratos escupiendo frustración.

pero no miran hacia arriba,
sus espaldas se doblan por la gravedad del fracaso de los cuerpos negados,
se susurran nombres bajo el alcohol
mientras yo me enciendo un cigarrillo sobre sus cabezas
y me bebo otro sorbo de ti 
dentro de esa cerveza tan rubia que me sirve de coartada.

pienso en lo que voy a decirte mientras al otro lado del cristal 
la vida sigue a puñetazos de Metallica,
a porros enjabonados de carcajadas de soledad,
a sueños postergados por las pantallas 
y por algún acorde de cuarentena.

ellos sí me han visto, 
pero disimulan.

se lo he contado en voz baja por si te deshacías,
por si de tanto rememorar tu nombre pasando de largo por la otra acera
te fueses gastando,
por si te pudieras consumir en una imagen borrosa de movimiento de caderas
que me he propuesto no olvidar.

ahora intento justificarme el haberme clavado al suelo,
hipnotizado,
sólo por el pánico escénico al tercer acto de encontrarte.

y busco palabras para levantar el telón,
y la calle está vacía 
y callada, 
y oscura,
y me duele el pecho de pensar en qué frase,
en qué jodido punto suspendido de disfraces,
de qué maldito modo esta vez,
voy a conseguir hacerte a la idea
de lo que pesa echarte de menos.


0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;