viernes, 27 de junio de 2014

Sin embargos

Durante todos estos años
he coronado mujeres en andenes de metro
cerca de Moncloa,
he perseguido cuerpos abrazados con lujuria y desamparo
por locales azules y grises
junto a otros refugiados.

Me he escondido en la cerveza
por no verme reflejado en parejas
de ojos, y pupilas dilatadas.

No he dormido en Manhattan,
me he muerto cinco veces,
me han enterrado una,
me he quedado sin aire a tres mil metros
ascendiendo pezones con piercing
por escaleras tatuadas en costados.

He quemado el mundo después de pintarlo
del color que debía,
he firmado cuentos con pseudónimo sin moraleja
ni propina.

He caminado,
corrido,
cojeado,
mendigado.
He follado en la estación como triste despedida.

Conozco una esquina en Venecia
donde nunca ha estado nadie.

He soñado despierto con piernas descosidas,
con coños en mar abierto
donde dejarme las vísceras.

He amado como un perro,
como un animal,
como todos.

Y ahora, sin embargo,
vuelvo a ser virgen con el sexo perforado.

Todo

es la primera vez contigo.



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